Domingo Ortega Alcalde falleció el 2 de noviembre. Fue uno de mis maestros, pionero de la medicina nuclear en Catalunya y, especialmente, de la cardiología nuclear junto al Dr. Jaume Candell, en el Hospital Vall d’Hebron.
Colaboró desde los inicios con el Dr. Francesc M. Domènech, tanto en el ámbito privado como en la sanidad pública, participando en el proceso de consolidación de la especialidad y en la creación el servicio de medicina nuclear de Vall d’Hebron.
Posteriormente, sucedió al Dr. Domènech en la dirección del servicio, dando continuidad a su política de crecimiento, propiciando la ampliación de diversas áreas de conocimiento y apoyando la cooperación multidisciplinar con otras especialidades y profesiones sanitarias.
Participó y dirigió, durante aquellos añorados y legendarios años del cambio de siglo, el crecimiento estructural y tecnológico del servicio, el desarrollo de la cardiología nuclear, la consolidación de las exploraciones morfofuncionales y la introducción de la tomografía de fotón simple en la práctica clínica. Su pasión por la innovación tecnológica, la aplicación de nuevos modelos de análisis matemático y la aplicación de la informática a la imagen funcional fueron precursores de los sistemas de cuantificación y caracterización digital de la imagen molecular, que se han convertido hoy día en pilares esenciales del diagnóstico y tratamiento médico.
A lo largo de su carrera, Domingo no solo contribuyó al crecimiento de la medicina nuclear, sino que también demostró una gran habilidad para detectar y retener talento y facilitó la formación de equipos de profesionales que se convirtieron en líderes científicos en los diversos campos en los que Vall d’Hebron alcanzó altos grados de competencia e impacto clínico. Su capacidad para crear ámbitos de cooperación con otras especialidades propició, no solo la excelencia clínica, sino que contribuyó sustancialmente a la creación de espacios de diseminación del conocimiento del que disfrutaron muchos especialistas nacionales e internacionales.
Aquellos que tuvimos la suerte de compartir su entusiasmo, humanidad y capacidad para la dirección de equipos le estaremos eternamente agradecidos. Descansa en paz Domingo. Y cuando nos veamos, me cuentas el último chisme de JBJ Fourier.
Joan Castell
Barcelona, 5 de noviembre de 2025