Dr. José Manuel Pérez Vázquez. In memorian.

Dr. Juan Carlos Alonso Farto. 

Jefe del Servicio de Medicina Nuclear del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.

 

Ha muerto José Manuel Pérez Vázquez quien fue mi jefe, quien fue mi amigo. Yo le conocía en los años noventa, cuando entré de residente en el hospital General Universitario “Gregorio Marañón” y parece que ha pasado una eternidad. ¡Cómo ha cambiado la medicina nuclear desde entonces!

José Manuel fue un pionero en los primeros tiempos de nuestra especialidad. En los años 70, siendo jefe de servicio el Dr. Pérez Modrego, se encargó de la curiterapia intersticial y metabólica, lo que actualmente conocemos como braquiterapia, se trataban numerosos tumores de labio y piel. Pero sobre todo se especializó en braquiterapia intracavitaria en tumores ginecológicos.

En el 2002, nos trasladamos desde su primitiva localización en el viejo pabellón oncológico “Marqués de Villaverde” del Hospital de San Juan de Dios, al Pabellón de asistencia Ambulatoria y en septiembre del 2011 el Dr. Pérez Vázquez se jubiló.

He pasado rápidamente por su trayectoria profesional porque quiero enfocar estas líneas a su faceta personal, tratar de contaros quien era, por lo menos para mí, el Dr. Pérez Vázquez. Además, su trayectoria profesional, la podéis encontrar en las numerosas notas de prensa que ya se han publicado.

Se que es difícil, pero trasladaros, los que tengáis edad, a los años 90. Un residente recién incorporado, entra en un servicio viejo, en obras y va a presentarse al jefe de servicio. Entonces los jefes de servicio imponían. El despacho del Dr. Pérez Vázquez era luminoso y grande. Estaba sentado detrás de su mesa, con sus gafas de sol puestas, serio y me da la bienvenida. Durante la residencia, el trato fue escaso, pero recuerdo sus consejos, buenos consejos que creo que me los daba con cariño: “ Juancharly si no te quieres tú ¿Quién te va a querer?” o “ No se te olvide nunca que hacer la pelota a lo único que conduce es al éxito”.

Estuve 5 años en Ciudad Real y cuando volví de nuevo me recibió con cariño. Su nuevo despacho, que actualmente es el mío, es la envidia del hospital. Siempre estaba con las luces apagadas y una pequeña lamparilla encendida. Mantengo sus sillones, sus cuadros, su mesa y sillón. Cuando recibí la noticia todo me recordaba a él.

Se jubiló, como llevo su vida, como un caballero. En Navidades nos felicitábamos, acudía perfectamente vestido de traje a todos nuestros eventos, el último hace muy poco, demasiado poco, me habló de que no paraba, que estaba en su querida Galicia metido en numerosos compromisos.

Se nos ha ido muy pronto, en plena actividad y sin temor a equivocarme podría definir a José Manuel Pérez como Gallego Universal, amigo de sus amigos y médico.

Descanse en paz.

 

Juan Carlos Alonso Farto

Discípulo y amigo